Ramírez, alias El Renco
El presunto líder de una organización criminal, detenido como sospechoso de dominar un amplio negocio drogas al menudeo en Aserrí y alrededores, era un viejo conocido para la policía por sus múltiples antecedentes y afiliaciones a agrupaciones dedicadas al mismo negocio en el pasado.
El hombre fue detenido por agentes de la Sección de Estupefacientes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) junto a 20 personas más como sospechosos de conformar el grupo que operaba en esa zona.
Se trata de “El Renco”, un hombre de apellido Ramírez, conocido desde hace más de 15 años por las autoridades por ser uno de los peones más cercanos a Marco Antonio Zamora Solórzano, alias “El Indio”, quien libró una violenta guerra narco en las calles contra Luis Ángel Martínez Fajardo, conocido como “Pollo”, ambos resguardados en prisión donde cumplen sus condenas.
Estos dos sujetos tuvieron una sangrienta pugna entre el 2011 y 2014 en los barrios del sur de San José por mantener el dominio de los puntos de venta y Ramírez vivió de cerca esa violenta etapa apoyando a El Indio, quien en ese entonces era su jefe.
El hombre había salido de prisión hace aproximadamente un año y desde que recobró su libertad se sumergió nuevamente en el ilícito negocio de las drogas.
“Ampliamente conocido por nosotros, desde su etapa como peón de “El Indio” hace aproximadamente 12 años y por lo cual fue condenado, anteriormente también tuvo otras condenas por situaciones ligadas a delitos similares. Actualmente podemos decir que es un sujeto violento, con un perfil de liderazgo dentro de la organización debido a que es una persona ya adulta con experiencia y el resto del grupo son personas muy jóvenes”, explicó Michael Soto, subdirector del OIJ.
Una vez que purgó su condena, Ramírez se afincó en la zona alta de Aserrí para establecer un nuevo negocio, apoyado de una amplia red en la cual reclutó a 4 oficiales de la Fuerza Pública y una técnica judicial.
Los cabecillas del grupo lograron apoderarse de una vivienda en esa localidad y la usaban como su centro de operaciones.
“La propiedad es de un norteamericano que vive en su país. Está dividida en tres partes porque tiene tres casas, él le alquilaba la casa más grande a una familia y las otras dos estaban desocupadas, una de esas es donde se mete este grupo. Ellos coordinan el ingreso a la vivienda por un tiempo y luego se apoderan de la misma para establecerse ahí y tomar el control“, explicó el jerarca policial.
Debido a que logró un rápido crecimiento, según Soto, logró apoderarse de la totalidad de las plazas de venta de droga en Acosta y La Fila de Aserrí.
Muchos de los clientes de este grupo eran colegiales de estas dos comunidades, pues tenían vendedores dedicados exclusivamente a comerciar sus productos en las afueras de los centros educativos.
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Carlos Castro